sábado, 22 de noviembre de 2014

TAMARANG Pharmaceuticals: Tanta culpa tiene el que mata como...


Si EE UU vive un problema de desabastecimento de un producto que es básico para la supervivencia de su seña de identidad más repulsiva y arcaica (la pena capital en vigor) cabría preguntarse por qué sus empresas no fabrican tales productos.¿Cómo es posible que EEUU no pueda producir pentotal, la anestesia necesaria para dormir a un preso antes de que otro fármaco le paralice los músculos y luego otro le provoque un paro cardíaco que le conduzca a la muerte dictada? Beneficios. Esa es la respuesta. 

Cuando un fármaco carece de patente, automáticamente se le adhiere la etiqueta de no rentable, por lo que su fabricación no es atractiva —en términos monetarios— para las grandes compañías.
Cuando en 2010 Hospira tuvo problemas para continuar fabricando en Italia el pentotal debido a que la opinión pública italiana forzó a la compañía a entablar un diálogo con las autoridades de aquel país sobre su uso y su final, se puso de manifiesto que no había muchas opciones, excepto importar de otras empresas europeas o recurrir a soluciones intermedias, como usar pentobarbital, un sedativo utilizado para sacrificar perros y gatos, principalmente. Oklahoma ya lo había utilizado en los años setenta, por lo que no había razón para no seguir una senda ya conocida.

Ver:
Ironias de la muerte... (cont.)

Cierto es que la exportación del fármaco por parte de Tamarang no incumple ninguna normativa —el principio activo no está incluido en el reglamento 1352/2011 de la Unión Europea, que prohíbe la exportación de materiales y sustancias que puedan ser utilizadas en torturas y ejecuciones—, pero en su batalla contra la pena de muerte en todo el mundo, Reprieve presiona para que medicinas de uso hospitalario no acaben quitando la vida a alguien. 

Tamarang es una pequeña empresa de apenas cuatro trabajadores situada en la calle de Balmes de Barcelona que tiene como “actividad principal la elaboración de registros farmacéuticos y la comercialización de específicos”, según consta en las cuentas depositadas en el Registro Mercantil correspondientes al ejercicio de 2012, el último disponible. La empresa, que no tiene fábrica propia, está asociada con Farmhispania, un gigante del sector farmacéutico español —factura más de 60 millones de euros anuales—, que sí fabrica este principio activo. 

Una empleada de la compañía confirma la venta de "millones de viales" a Estados Unidos 

Una empleada de Tamarang confirmó a EL PAÍS que la compañía exportó el año pasado “millones” de viales de rocuronio bromuro a EE UU, aunque matizó que la compañía “no los vende directamente” en ese país, sino que los sirve al laboratorio estadounidense X-GEN, que los comercializa bajo su propia marca. “Es un producto utilizado en muchos hospitales y no tenemos el control del destino final del producto”, admitió. 
En opinión de Reprieve, de eso se trata, de saber cuál es el destino final e impedir que los fármacos acaben en los corredores de la muerte, para lo que es necesario que las empresas asuman un protocol interno de responsabilidad. De otro modo, se convierten en cómplices. 

La trabajadora de Tamarang confirmó la recepción de una carta de Reprieve el pasado octubre. “Lo tomamos como un tema grave y peliagudo y lo trasladamos a los dueños de la empresa, que lo están estudiando”. Este diario solictó, sin éxito, hablar con los máximos responsables de la compañía. (Más)

Ver también:

USA: "Muerte" a Propofol, droga de la "pena de muerte"...

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