sábado, 28 de mayo de 2011

El cerebro depredador

Angel Díaz EUREKA/EL MUNDO SALUD 22 mayo 2011

"...las relaciones de poder sobre la víctima, el deseo de conquistar lo inalcanzable, la arrogancia y el narcisismo son rasgos característicos en la personalidad de los violadores, o al menos en algunos de ellos.

Cierto grado de osadía y determinación, sobre todo en determinados contextos y en su justa medida, son necesarios para alcanzar el éxito en numerosos oficios. Y no hace falta acudir a ejemplos de la política internacional o las altas finanzas, un ambiente en el que Strauss-Kahn se ha desenvuelto con soltura durante toda su vida. El problema aparece únicamente cuando estos rasgos se expresan de forma exagerada y, a veces, patológica.

El amor desmedido por uno mismo puede desembocar en una falta de empatía hacia los demás y en sentirse con derecho a aquello que está prohibido para el resto. Estas dos cualidades, narcisismo (amor patológico por uno mismo) y reactancia (impulso por desafiar las normas), son los que mejor explican el perfil del violador de acuerdo con un estudio realizado en 2002 por investigadores de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland (Estados Unidos).

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El psicólogo social Roy Baumeister y sus colegas, autores del estudio antes mencionado, explican así su teoría de la violación, como una agresión guiada por el narcisismo y 'reactancia': "Un hombre desea sexo con una mujer particular y piensa que tener sexo con ella debería ser una opción para él. Ella rechaza sus avances, sin embargo, y por tanto elimina esa posibilidad. Él se enfrenta entonces a una decisión: aceptar la negativa o usar la fuerza para obtener sexo. La 'reactancia' provoca el impulso de reclamar la opción perdida, y el narcisismo incrementa la posibilidad de tomar el camino de la coerción".

De acuerdo con este modelo, el mecanismo que pondría en marcha la agresión en el cerebro del atacante sería un desproporcionado deseo de control sobre sus propias decisiones. La mayoría de la gente entiende que su libertad queda anulada en el momento en que colisiona con la integridad física de otra persona (si no antes). Pero el violador no es capaz de aceptar que la decisión no esté en sus manos, ni depender de la voluntad de otros.

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